23 octubre 2008

POEMA al artista y amigo Roberto Zalbidea, pintor de obra con garra

Con afecto, excelente compañero de BURDIÑA.
Creativo Maestro de ARTE, esforzado trabajador y magnifico pintor.


Sestao, Diciembre de 1998.
Revise y rehice en Forua (Bizkaia) Noviembre de 2006.
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Empecé por el tejado la casa.
Tuve prisa.
Me impaciente por alcanzar el cielo.
La experiencia fue ingrata, dolorosa: ¡lo que viví!
Conmocionado, rodé hasta el suelo…
y recomencé la obra de vivir, desde el fondo, dignamente,
para alcanzar, otra vez, el cielo,
desde el suelo, de la vida.
Una y otra vez.
Piedra a piedra.
Hasta construir una torre,
de corazón abierto y convivial:
a la experiencia y al saber, dispuesta;
a los buenos compañeros y amigos, acogedora.
Bañada su puerta por el sol del medio día.
Frondosos árboles la protegen, en el estío, de los secos vientos del Sur.
Al abrigo, por el monte, de los fríos vientos del norte.
Y, así, comencé a vivir, a crear, libre, para siempre, espero.
Ahora, ya, construyo ‘catedrales de hierro’ con mis pinceles. Y disfruto.


… Te imagino, Zalbidea, con los versos precedentes que te escribo desde el corazón del amigo. Seguro que me entiendes. Generoso y buen amigo como eres. Evoco tu obra en mi memoria, formas, líneas, símbolos, masas, texturas y colores, y la miro en los catálogos y en los cuadros que en mi casa tengo realizados por ti. Con esos colores del otoño-invierno, verdes y azules de naturaleza viva, rojos, ocres, llenos de fuego, hierro y memoria… que son para mi, reflejo del recuerdo de paisajes juveniles revividos en la memoria de un corazón rebelde: como el tuyo; remembranza de sentires que comparto, hoy aquí, contigo, Roberto.

En tu mano, ese trazo rojizo que evoca el hierro, la herrumbre de las chapas retorcidas de la obsolescencia de nuestras grandes y pequeñas fabricas achatarradas. Hoy, son historia. Expresión de un activo de un ayer de cien años que se ha ido de nuestros pueblos y gentes para no volver. Nuestros nietos no lo conocerán jamás; y lo lamento, en parte… Memoria de maestro industrial que supongo comparto contigo: ¡ferrón de joven, ferrón de por vida!, debe ser eso. Ni el ruido del metal contra el metal, la soldadura, su arco y sus chispas fusionantes de metales, aporreados por manos caldereras, que acabarían en barcos, maquinas… y, finalmente, hoy, en las impresionantes ‘catedrales del hierro’ de tus lienzos.

Guarecido en mi casa, leo y escucho música. Pienso en ti y en tu obra de artista, para escribirte con sentimiento estas letras de amigo. Es una tarde de viernes, invernal y húmeda; en la calle, ¡ah!, ¡que ajeno y nostálgico el pasar de la gente! Suena Gardel desde mi compac (lo escogí por azar, pero se que te gusta, tanto como el langostino).

Me gusta tu arte, Roberto, que aprecio y admiro: A veces naturalista… Y la fuerza expresiva y evocadora de tus últimos trabajos: Industrial, vigorosamente expresivo. Suena Gardel, todavía, y me dejo decir por su voz arrabalera que lo bueno se va, como la juventud, para no volver, y que del recuerdo queda una brumosa melancolía embellecida, afortunadamente, por la memoria bondadosa del paso del tiempo; que quizá nos sirva para seguir amando contra la mentira y el dolor, contra la soledad no deseada... en un fiero mundo competitivo que se niega a colaborar y prefiere confrontar… Prefiero ir de la mano, con los amigos de ayer y de hoy, que nos quieren, de nuevo cada día. Dice Sabina, el urbanita trovador madrileño del Jaén contemporáneo, “... quise más a la que más me quiso...”; como a casi todos nos pasa en el amor gozoso y en la vida.

Veo a nuestra “Margen”, la Izquierda, Burdiñaldea, estos pueblos y comarcas en transito identitario de los oficios y el vivir de la industria a un mundo de servicios ya sin carácter, sin solidaridad clasista. Su carácter se esta configurando de nuevo en nuestros hijos que nacieron en los setenta y ochenta; se están formando gentes a caballo de dos mundos: el nuestro y el del Gran Capitán de las finanzas mundiales; con el hombre y la mujer de oportunidad pública mediática… Hoy nuestra Margen, sus comarcas, pueblos y sus gentes, está ya desmantelada para siempre, algo inquieta, navega entre la incertidumbre del ser y la nada, a la búsqueda de su identidad de mañana aún por definir y construir.

Quizá es eso lo que tus obras ‘industriales’ ‘burdiñolas’ intentan reflejar, yo así deseo verlo cuando las miro. Hacer arte en un cuadro, en una sociedad como la nuestra, tan predispuesta a cuartearse entorno a las identidades locales, regionales y nacionales, es, hoy por hoy, un milagro. En mi modesta opinión, Roberto, tu lo logras.

Me consta que te gusta el colectivo de amigos y colegas que formamos hace años, por eso te hablo de el y de su marco de inspiración para tu obra. En BURDIÑA, seamos todos o no conscientes aún de ello, luchamos por hacer emerger, por tener a mano y consolidar una cultura que parta de la memoria de lo que somos y fuimos y se proyecte en lo que deseamos ser. Que proyecte hacia delante ese enorme potencial creativo de nuestras gentes que a veces se expresa vigoroso y otras, las mas, se sumerge como Guadiana, perdido en el horizonte subterráneo de la no existencia del infierno del lienzo en blanco del papel sin letras… Sucede todos los días acá y allá de Burdiña y de nuestro país y sus gentes. Sin saberlo muchas veces, porque nuestro mundo que se funde en la intrahistoria del ayer derrotado por un capitalismo feroz y universal se piensa a si mismo acabado y desmantelado, para siempre… Pero, amigo: ¡somos el Fénix! Nos recrea la esencia misma del poder de dominio del sistema capitalista global y sus incidencias locales.

Amigo Roberto, hay salida y el arte es un camino. Tu obra lo demuestra. Como ya lo fue en la historia otras veces. Se evidencia convivialidad en tu obra, que se expresan con vigor y sugerente atracción en los trazos, formas y colores de tus lienzos. Tanto como en nuestra peculiar manera de ser y de soñar lo que queremos ser. Quiero creer.

Déjame decirte, Zalbidea, algo que sin duda ya conoces pero quiero dejar aquí constancia, de tu mano amiga, por lo importante que me parece para todos nosotros y nuestro entorno, y para comprender, en parte, tu obra de los últimos años: que, en el Colectivo BURDIÑA, conformamos un grupo social de los que, desgraciadamente, no existen abundantes. Formamos los burdiñolas un grupo heterogéneo y plural, de seres humanos distintos, muy personales, que configura un colectivo convivial, simpático, constructivo y dinámico en el que se dan cita distintas tendencias, y confrontan en ocasiones agriamente, y comparten ideas, creación y mesa y mantel. Confrontados a las múltiples identidades personales y colectivas de nuestras gentes, salimos de ello como podemos y con mucha tolerancia y amistad. Haber consolidado esta convivencia en un Colectivo como BURDIÑA, nos honra, entre otros, a ti y a mi; y en un momento histórico como este, mas. Es un logro, una virtud que debería sobrevivir a las tensiones frentistas identitarias (sentires nacionales, religiones e ideologías políticas…) del momento en Euskadi; al margen (o al lado, en ocasiones) de intereses y de greñas políticas ideológicas: posiblemente somos un ejemplo, un buen ejemplo: como tu arte, amigo. Por mi parte deseo y así te lo trasmito, que seamos ejemplo de convivencia y respeto mutuo, de colaboración solidaria y de creación artística e intelectual en libertad fraternal. Hermoso objetivo.

En esta etapa en la que las tendencias centrifugas económicas (riqueza y pobreza, exclusión elitismo…) e identitarias: nacionalistas, raciales, religiosas y políticas… escinden el alma plural, compleja y diversa de nuestros contemporáneos, como el rayo en un atardecer de tormenta al árbol solitario en la colina, que tensionan la convivencia de los que debían colaborar para vivir mejor e incluso para salvarse…, amigo Roberto, siempre se debe regresar a echar raíces a la ciudad del arte y la cultura, de la convivencia en la diversidad, en libertad solidaria, de la paz. A la que regresamos, eso si, cargados de profundas heridas y con el alma rota por el recuerdo de los ausentes y heridos en cuerpo y el alma que se quedaron en el camino de la vida.

Demostremos en la práctica que el hombre, el ser humano, con su capacidad inteligente de construir y comprender, esta hecho también para el respeto inteligente de lo diverso, la solidaridad y la capacidad de convivir en paz, progreso y libertad. Seguro que contamos para ello el uno con el otro, y con muchos más amigos y compañeros...

Siempre, que recuerde, he pensado y dicho que la suerte de la vida la construimos a golpes de conocimiento en el yunque resistente de la voluntad, del amor y del odio; cada hombre y cada mujer, la suya propia. Creo verte al recordar esas palabras en mi memoria. Te evocan también a ti. Yo te deseo suerte, amigo, inteligencia, voluntad y tesón para el éxito (la felicidad) y que logres disfrutarlo rodeado del calor del amor y de los buenos amigos.

Roberto Zalbidea, excelente creativo y artista-pintor, y mejor persona...
...En lo que valgan, mi reconocimiento y mi amistad son suyos.

Quedo con tu arte, nuestro compromiso y amistad, y con mi aprecio y respeto, amigo Roberto. Un abrazo.

Mikel Orrantia -Tar

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