26 julio 2008

CHIMENEAS DE SESTAO Adrian Celaya


PROPUESTO PARA
'PREMIO BURDIÑA'
:

Adrian Celaya

poema: CHIMENEAS DE SESTAO

Ayer sonaban las sirenas de las viejas fábricas.
Crujían los talleres y las fraguas, los diques y astilleros, los hornos altos.
El cielo se nublaba entre los humos de todos los colores.
¡Mi Sestao! A golpes de martillo te metiste en mi alma.

La campana del Carmen sonaba siempre alegre
y entre el ruido y el humo ¡dlindlon, dlindlon! Cantaba.
¡Qué orgulloso me siento de haber vivido aquello!
A la sombra de tus chimeneas me hiciste hombre.

No hay lugar en el mundo con igual movimiento.
Tranvías, locomotoras, trenes mineros, sin parar un momento
Sobre antiguas marismas surgió la obra del hierro y el acero
Es éste el pueblo en que crecí, el clima que me hizo y al que quiero.

Ya no suena la campana del Carmen ni las viejas sirenas
Un huracán, un verdugo implacable las acalló con saña.
No veo las erguidas chimeneas, que me daban su sombra.
Los hornos, los talleres bulliciosos, apagaron sus sones.

No veo aquellos hombres con sus monos azules
caminando temprano deprisa hacia el trabajo
y a la tarde despacio tras la dura labor. ¡Amigos de mi pueblo!
Hombres fuertes de cuerpo y fuertes de alma.

¿Qué fiero terremoto, qué imparable huracán arrasó mi cielo?
¿Qué guadaña asesina terminó en un momento, con nuestro viejo orgullo?
¿Dónde estáis chimeneas, trenes, calles ahumadas de mis tiempos mejores?
¿Qué rayo fulminante silencio vuestros fuelles?

Bellas y alegres fiestas que animó una trainera
a orillas del Galindo, catorce hombres al remo.
Estanco de Mercedes, gabarras de Cebolla,
todos muy apretados, muy unidos, cuando éramos un pueblo.

¿Esta es la lastimosa corona de la vida? ¿Nacer, crecer y ver morir
lo que amamos, lo que nos dio la luz y la ilusión?¿Es éste mi castigo, mi Señor Poderoso, tan solo por vivir?
Los ojos ya no lloran, pero dentro, muy dentro, se nos mete el dolor.

Se acerca a mí la hora de tu abrazo infinito
Un día o una noche te acercarás callando.
Se cerrarán mis ojos, ya no veré la mano que mi rostro acaricie
Ni la apagada lágrima de mis deudos queridos.

Nadie sabe Señor, lo que Tu harás en esa hora suprema

El coro celestial, el eterno banquete o Tu rostro severo
Pero óyeme, mi Dios, yo sólo quiero, una vez más oir
¡Dlindlon, dlindlon! La campana del Carmen, al mediodia.

Adrián Celaya Ibarra

Esta es la poesía (me la ha facilitado Félix) que anunciaba al iniciar el dossier del X Premio Burdiña. El mismo autor dice que la escribió al comprobar la destrucción de aquel entramado industrial y social que había sido Sestao.

Conviene recordar que la desaparición de AHV fue lo que motivó el surgimiento de Burdiña. Preocupados por tan espectácular mazazo y por sus funestas consecuencias, nos conjuramos para a traves del pensamiento, de la reflexión y el debate intentar entender, vislumbrar y condicionar los nuevos tiempos que esa hecatombe abría.

Todo ello adobado de grandes dosis de convivencia, de diversión, de camaradería y disfrute de la amistad. Personalmente me gustaría recobrar la reflexión, la tertulia, la conversación erudita y sosegada.

Espero que la entrega del X PREMIO BURDIÑA nos ayude a conseguirlo.

Felipe Garduño Hernández
Sestao, 25 de julio de 2008